Juan José Millás, Que nadie duerma.
Barcelona, Alfaguara, 2018, 212 p.
Lo que en principio es una historia que engancha decae al final por cómo se manejan los elementos fantásticos. Estos, si irrumpen en una historia realista, serán verosímiles. Pueden ser mentiras, grandes o pequeñas, pero que, para nosotros como lectores, sea posible aquel acontecimiento. Así que una mujer-pájaro es verdadera en una novela cuando el lector cruza en la narración el límite entre lo real y lo fantástico y no siente incomodidad alguna, como el andar diario del trabajo a casa, que de tan
repetitivo no conlleva dificultades. No es el caso en Que nadie duerma, pues el cruce de ese límite se asemeja al acto dificultoso de atravesar una cuneta ancha sin las suficientes agilidad y destreza.